TEMAS
- Catequesis del PAPA FRANCISCO, completa: Miércoles 2 de septiembre 2020

El Papa Francisco ha reanudado las Audiencias Generales con la presencia de fieles. Este miércoles 2 de septiembre, después de casi seis meses, el Pontífice se reunió con varios cientos de fieles en el patio de san Dámaso. El tema central de la catequesis fue la solidaridad, de la que afirmó, “es una cuestión de justicia”.
Ciudad del vaticano

La mañana de este 2 de septiembre, los fieles comenzaron a llegar desde temprano a la Plaza de San Pedro para luego dirigirse al patio de san Dámaso, donde tuvo lugar la Audiencia General. El Papa, al comenzar la catequesis valoró la belleza del encuentro cara a cara.

Para salir de la crisis, la solidaridad
El tema central de la catequesis de este día fue la solidaridad. El Papa afirmó, en relación con la pandemia: “para salir mejor de esta crisis, debemos hacerlo juntos, en solidaridad”.

Francisco comenzó planteando que el origen común de todos los humanos es Dios y “vivimos en una casa común, el planeta-jardín en el que Dios nos ha puesto; y tenemos un destino común en Cristo”. Sin embargo, afirmó que cuando optamos por la dinámica contraria a este origen común, “nuestra interdependencia se convierte en dependencia de unos hacia otros, aumentando la desigualdad y la marginación; se debilita el tejido social y se deteriora el ambiente”.

La solidaridad, más necesaria que nunca
El Papa puso en evidencia la dinámica de la solidaridad, que permite que nos veamos como interdependientes y esta nos “enseña que sólo siendo solidarios podremos salir adelante, pues de lo contrario surgen desigualdad, egoísmos, injusticia y marginación”.

Para el Papa no hay solidaridad que se ubique fuera de la justicia, al contrario: “La solidaridad es una cuestión de justicia, un cambio de mentalidad que nos conduzca a pensar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes de parte de unos pocos”, por eso insiste en que para que nuestra interdependencia sea solidaria y dé frutos “se debe fundarse en el respeto a nuestros semejantes y a la creación”.

Esta manera de entender la vida y mi relación con Dios, con los hermanos y con la naturaleza, afirma el Papa, “Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 188).

Babel y la solidaridad
Francisco recordó el pasaje bíblico de la Torre de Babel (cfr Gen 11, 1-9) que “describe lo que sucede cuando tratamos de llegar al cielo - nuestra meta - ignorando el vínculo con la humanidad, con la creación y con el Creador” y lo puso en contraste con la experiencia de Pentecostés: “Es allí donde Dios se hace presente con la fuerza de su Espíritu Santo, que inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y la solidaridad, y la impulsa a sanar las estructuras y los procesos sociales enfermos de injusticia y opresión”.

“Con Pentecostés, Dios se hace presente e inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y en la solidaridad. Una diversidad solidaria posee los “anticuerpos” para que la singularidad de cada uno - que es un don, único e irrepetible - no se enferme de individualismo, de egoísmo”, insistió Francisco.

El Obispo de Roma concluyó la catequesis subrayó: “La solidaridad es, por tanto, el único camino posible hacia un mundo post-pandemia, y el remedio para curar las enfermedades interpersonales y sociales que afligen a nuestro mundo actual”.

Cuando finalizó la catequesis, saludó a los fieles de lengua española y oró por ellos diciendo: “Pido al Señor que nos conceda la gracia de una solidaridad guiada por la fe, para que el amor a Dios nos mueva a generar nuevas formas de hospitalidad familiar, de fraternidad fecunda y de acogida a los hermanos más frágiles, especialmente a los descartados por nuestras sociedades globalizadas. Que Dios los bendiga”.

Al finalizar la Audiencia general, Papa Francisco invitó a vivir un día universal de oración y ayuno por el Líbano, el próximo viernes 4 de septiembre. “El Líbano es un mensaje de libertad, un ejemplo de pluralismo tanto para el Este como para el Oeste” expresó el Pontífice.
Ciudad del Vaticano
“Un mes después de la tragedia que golpeó a la ciudad de Beirut, mis pensamientos se dirigen de nuevo al querido Líbano y a su población particularmente afligida”: expresó Papa Francisco esta mañana al finalizar la Audiencia general realizada en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico. “El Líbano no puede ser abandonado en su soledad”, afirmó el Papa, junto a un sacerdote libanés que se acercó con una bandera de su país.

“Durante más de cien años –continuó el Pontífice-, el Líbano ha sido un país de esperanza”. Recordó que incluso durante los períodos más oscuros de su historia, “los libaneses han mantenido su fe en Dios y han demostrado su capacidad para hacer de su tierra un lugar de tolerancia, respeto y convivencia, único en la región”. Por estas razones, “el Líbano representa algo más que un Estado: el Líbano es un mensaje de libertad, un ejemplo de pluralismo tanto para el Este como para el Oeste”. Papa Francisco reconoció que “por el bien del país, pero también del mundo, no podemos permitir que esta herencia se pierda”.

Francisco en la Audiencia: la solidaridad es hoy más necesaria que nunca
Asimismo, animó a todos los libaneses “a seguir esperando y a encontrar la fuerza y la energía necesarias para empezar de nuevo”. A los políticos y a los líderes religiosos, “que se comprometan con sinceridad y transparencia en la labor de reconstrucción, dejando de lado los intereses partidistas y mirando al bien común y al futuro de la nación”. Al mismo tiempo, renovó la invitación a la comunidad internacional “para que apoye al país a salir de la grave crisis, sin involucrarse en tensiones regionales”. Finalmente, se dirigió a los habitantes de Beirut, “que han sido duramente golpeados por la explosión”, animándolos a tener coraje y que la fe y la oración sean su fuerza. El Santo padre, pidió que no abandonasen sus hogares y su herencia: “no dejen caer los sueños de aquellos que creyeron en el futuro de un hermoso y próspero país”.

“Queridos pastores, obispos, sacerdotes, consagrados, laicos, continúen acompañando a sus fieles y a ustedes, obispos y sacerdotes, les pido celo apostólico, les pido pobreza, no lujo. Pobreza con su pobre gente que está sufriendo. Den ejemplo de pobreza y humildad. Ayuden a sus fieles y a su pueblo a levantarse y ser protagonistas de un nuevo renacimiento. Sean todos trabajadores de la armonía y la renovación en nombre del interés común, de una verdadera cultura del encuentro, de la convivencia en paz, de la fraternidad, una palabra tan querida por San Francisco”.

Papa Francisco, concluyó invitando a todos a vivir un día universal de oración y ayuno por el Líbano, el próximo viernes 4 de septiembre. “Tengo la intención de enviar un representante mío al Líbano ese día para acompañar a la población –expreso el Santo Padre-. Ese día el Secretario de Estado irá en mi nombre. Irá, para expresar mi cercanía y solidaridad. Ofrecemos nuestras oraciones por todo el Líbano y por Beirut. También estemos cerca con el compromiso concreto de la caridad, como en otras ocasiones similares. También invito a los hermanos y hermanas de otras confesiones y tradiciones religiosas a asociarse a esta iniciativa de la manera que consideren más apropiada, pero todos juntos”.

 

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