El pasado jueves 28 de febrero:
¡Gracias!
Gracias de corazón. Queridos amigos, estoy feliz de estar con vosotros, rodeado por la belleza de la Creación y de vuestra simpatía, que me hace bien, gracias por vuestra amistad y vuestro afecto.
Vosotros sabéis que este día para mí es distinto a los anteriores, no seré más el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, lo seré hasta las 8 de la tarde y luego ya no más. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero aún quisiera, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas, trabajar por el bien común de la Iglesia, de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Vamos juntos hacia adelante ...